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El consumo interno marca la pauta: mientras la industria se enfría, el comercio minorista explota con un 7.1% de crecimiento. El mercado premia la estabilidad macro y el peso chileno se fortalece, pero la clave está en leer las señales correctas para tu cartera.
La economía chilena opera en dos velocidades claras, un escenario que define oportunidades y riesgos específicos para los inversionistas y ahorrantes. Los datos de octubre no muestran una debacle, sino una transición donde el impulso cambia de sector. Esta divergencia es el mapa de ruta para tomar decisiones informadas, lejos del ruido mediático.
- El Dato: El comercio minorista se dispara un 7.1% interanual en octubre, mientras la producción industrial crece un magro 0.8%.
- Por qué importa: El motor del consumo se sobrecalienta respecto a la capacidad productiva local. Esto sostiene el peso a corto plazo (CLP) pero presiona los precios internos a medio plazo, un dilema clave para el Banco Central de Chile.
- Lo que viene: Expectativa de un IMACEC cercano al 2%. Un crecimiento moderado que probablemente mantenga las tasas de interés en niveles restrictivos para contener la demanda interna y anclar las expectativas inflacionarias.
Divergencia Sectorial: El Consumo Sostiene el Peso, Pero Pone un Piso a la Inflación
El explosivo dato del comercio, medido por el Índice de Ventas Comerciales, no es una sorpresa aislada. Confirma una tendencia de gasto de los hogares resiliente, alimentada por un mercado laboral aún ajustado y niveles de crédito que, aunque más caros, siguen fluyendo. Esta fuerza es el principal soporte para el peso chileno hoy.
Un consumo interno robusto genera demanda de pesos, aumenta la recaudación fiscal y proyecta una imagen de solvencia a los mercados internacionales. Por eso, el dólar spot cerró a $928 y el euro a $1.075, niveles que reflejan una moneda local con fundamentos de corto plazo sólidos.
"La divergencia industria-comercio es un clásico aviso de recalentamiento doméstico. El BCCh no puede bajar la guardia, y el mercado de tasas lo sabe. Quien espere recortes agresivos en 2026 podría llevarse una desilusión."
La contracara es la industria. Un crecimiento industrial del 0.8% es un freno de mano. Señala costos elevados (energía, logística), falta de confianza para inversión en capital fijo y posiblemente un canal de importaciones saturado para suplir la demanda interna. Esta brecha entre lo que se consume y lo que se produce localmente es un vector inflacionario latente que el Banco Central vigila de cerca.
Estrategia en un Mercado de Dos Velocidades: Defensa y Oportunidad
Para la cartera, este escenario exige una doble mirada. La estabilidad cambiaria inmediata es un aliado para planificar gastos mayores en CLP y para quienes tienen deudas indexadas en UF, que se mantiene en $39,643. Es un momento para buscar rendimiento en instrumentos en pesos de corto plazo, aprovechando las tasas reales aún positivas.
Sin embargo, confiar únicamente en la fortaleza del peso es un error de principiante. La presión inflacionaria de fondo y la dependencia de commodities exigen un colchón de divisas. La posición táctica en dólares (USD) cerca de los $930 sigue siendo un hedge básico de protección. El euro (EUR) a $1.075 es una ruta de diversificación geográfica, especialmente si se anticipan debilidades cíclicas en el dólar estadounidense.
La verdadera pregunta es si el consumo podrá mantener este ritmo sin que la inflación despierte o el empleo se deteriore. La proyección de crecimiento del 2% sugiere un aterrizaje suave, pero en mercados financieros, los aterrizajes suaves rara vez van según el plan. Tu estrategia debe incluir un escenario donde el BCCh se vea forzado a mantener la política contractiva por más tiempo, golpeando a los activos de riesgo locales. ¿Tu portafolio está preparado para esa volatilidad?